domingo, 31 de enero de 2021

El hombre de ojos color miel

 De todos mis amantes era el más dulce, también el más firme y de temperamento más fuerte. El único que me abrazaba constantemente y al que más me duele haberle fallado. 

Él tenía los ojos más brillantes que pudiera imaginar y la capacidad de pensar cada palabra antes de hablar. Vivo en su ciudad, en sus calles, en las esquinas que nos vieron pasar. Vivo constantemente encuentros con sus amigos, con el recuerdo de su música, de su voz. Una voz que en realidad imagino, que sospecho, pero una voz de la que no me acuerdo. 

Es curioso como nos perdemos de los detalles más simples, como es posible que recuerde tus manos o tus ojos pero no tu voz. Recuerdo tus palabras y tus consejos, pero nunca logro recordar el final. Recuerdo nuestra intimidad y nuestros besos, pero no los intermedios ni la desnudez. 

Pensé que podría borrar lo poco que guardaba de ti, cuando en realidad jamás recuperé lo mucho que te llevaste de mi. 

Leí tu carta, por última vez antes de quemarla.

 Escribiendo nos conocimos, supimos algo del otro, nos acercamos, nos dedicamos letras. Escribiendo nos despedimos, escribiendo te recuerdo,...